En el caso del nuevo coronavirus, muchos consideran las pruebas de inmunidad como el camino a seguir y el elemento esencial para la reapertura de la sociedad.
Pero como sucede con cualquier enfermedad nueva, hay muchas incógnitas en lo que respecta a inmunidad y próximas medidas.
El Dr. Timothy Tellinghuisen conoce bien los anticuerpos y la forma en que podrían influir en nuestra respuesta a enfermedades infecciosas como la COVID-19. Como director de Detección Virológica de Roche Pharma Research and Early Development, explica todo lo que hay que saber sobre la memoria inmunológica, cómo las pruebas de anticuerpos difieren de otros tipos de pruebas, qué hacen los anticuerpos contra la COVID-19 y sus predicciones sobre lo que podría deparar el futuro.
Sabemos que el cuerpo crea anticuerpos para combatir las infecciones, pero ¿tienen alguna otra función?
El papel fundamental de un anticuerpo es reconocer cuerpos extraños dentro y sobre el cuerpo e impedir que causen ningún daño. Los anticuerpos hacen esto de varias maneras diferentes, pero todas ellas consisten en lo mismo: reconocer a los invasores externos y ayudar a eliminarlos.
El estudio de los anticuerpos no es nada nuevo, ¿por qué hay un interés repentino en el contexto de la COVID-19?
Los anticuerpos proporcionan una serie de propiedades únicas que los convierten en fármacos excelentes. Se dirigen a un objetivo específico y son algo que ya se encuentra en el cuerpo, lo que los convierte habitualmente en tratamientos muy seguros. Sabemos mucho acerca de cómo inducir su formación, producirlos, analizarlos y convertirlos en fármacos.
Si surge una nueva enfermedad infecciosa de la que sepamos muy poco, la forma más rápida en que la ciencia puede responder es mediante métodos basados en anticuerpos. Podemos fabricar vacunas para inducir la producción de anticuerpos protectores o podemos fabricar anticuerpos en un laboratorio y suministrárselos a los pacientes para inhibir los virus. También podemos simplemente transferir plasma humano de una persona que se haya recuperado de la infección vírica a una persona enferma para mejorar su capacidad de combatir el virus. Por lo tanto, todo el interés en la COVID-19 se debe a que los anticuerpos son la forma más rápida de obtener un fármaco protector y terapéutico.
La otra razón por la que los anticuerpos son de interés es que son excelentes herramientas de diagnóstico. Se pueden utilizar para determinar quién se ha infectado con un virus y quién no lo ha hecho. Esto puede hacerse muchos meses, o incluso años, después de que una infección haya terminado. Las pruebas diagnósticas basadas en PCR (reacción en cadena de la polimerasa) de referencia proporcionan el método más preciso para detectar la firma genética del virus en el cuerpo del paciente.
Por el contrario, las pruebas de anticuerpos pueden indicarle si alguna vez se ha infectado, pero generalmente no pueden detectar infecciones al inicio de la evolución clínica de la enfermedad, ya que el cuerpo tarda tiempo en producir anticuerpos. En el caso de virus como el SARS-CoV-2, se tarda mucho más en detectar anticuerpos en la infección que en hallar material genético del virus. Por lo tanto, las pruebas que buscan ARN vírico y anticuerpos son diferentes, pero complementarias. Una puede decirle si está infectado en este momento (pruebas PCR de ARN) y la otra puede decirle si alguna vez se ha infectado (pruebas de anticuerpos).
Con el SARS, el MERS y el Ébola, el mundo ha estado expuesto a varias epidemias en los últimos años. Como resultado, algunas personas han desarrollado anticuerpos contra estos virus. ¿Y qué pasa con los demás? Además, ¿los anticuerpos tienen una memoria que ayuda al cuerpo a hacer frente a enfermedades futuras?
Sí, hay personas que se han infectado con el SARS, el MERS y el Ébola, y se han recuperado. Estas personas portan anticuerpos que reconocen el virus con el que fueron infectados. Por otro lado, miles de millones de personas no han estado expuestas a estos virus. Son lo que llamamos “inmunológicamente inmaduros”. No tienen protección existente contra estas infecciones, más allá de la capacidad de su propio sistema inmunitario para combatir las infecciones. La vacunación de las personas proporcionaría cierta protección contra las infecciones al producir una respuesta de anticuerpos y “memoria inmunológica” del virus.
La memoria inmunológica se desarrolla cuando el cuerpo está expuesto a una infección y algunas de las células que producen anticuerpos durante la infección se convierten en células especializadas, denominadas células de memoria. Estas células sobreviven durante mucho tiempo y contienen la información necesaria para combatir una infección futura con el virus. Cuando se produce una infección, estas células vuelven a activarse, se expanden rápidamente y producen muchos anticuerpos protectores.
Una vacuna engaña al cuerpo para que piense que tiene una infección vírica y el cuerpo responde produciendo anticuerpos y células de memoria. Esto permite que el cuerpo responda mucho más rápido cuando se expone a una infección real del virus al que va dirigida la vacuna en el futuro.
Los anticuerpos existentes en una persona pueden ayudar a enfrentar enfermedades similares en el futuro, o cuanto menos, en algunos casos. La eficacia con la que funcionen depende de la similitud entre el nuevo virus infeccioso y el que generó anticuerpos anteriormente, y de la cantidad de anticuerpos producidos por la respuesta de las células de memoria que reconozcan el nuevo virus.
A veces funciona y otras no tanto. Un gran ejemplo donde esto funciona es en enfermedades como la viruela. La infección de los seres humanos con la viruela genera una infección leve que no supone un peligro de muerte y acaba resolviéndose favorablemente. Esto genera anticuerpos y células de memoria que luego pueden reconocer y proteger de la infección con el virus de la viruela relacionado y mucho más mortal. Esta es la base del primer programa de vacunación de la historia de la humanidad. Por supuesto, otras veces no funciona tan bien.
Por ejemplo, si se infecta con el virus de la gripe del año pasado no significa que esté protegido contra el virus de la gripe de este año. Aunque se ponga la vacuna este año, pueden existir diversas cepas circulantes y, por tanto, puede acabar contagiándose de gripe, a pesar de las numerosas infecciones que haya padecido y de las vacunas previas. No obstante, debe ponerse la vacuna contra la gripe, ya que seguirá siendo efectiva durante muchos años. En el caso del SARS-CoV-2, están hallándose muchas pruebas de que algunos anticuerpos neutralizantes identificados en el brote de SARS de 2003 pueden neutralizar el SARS-CoV-2 en pacientes con COVID-19.
¿Qué es un anticuerpo neutralizante?
Un anticuerpo neutralizante es un anticuerpo que se une a una partícula viral de una manera muy especial y evita que dicha partícula infecte productivamente una célula. Puede bloquear la capacidad de la partícula viral de unirse a una proteína de la superficie celular, llamada receptor, para permitir que el virus entre en la célula. También puede bloquear la capacidad del virus para fusionarse con una membrana celular, bloquear el desempaquetado de la partícula vírica o bloquear la infección de otras maneras. Lo esencial es que impide que el virus infecte una célula.
¿Es demasiado pronto para decir si existe un anticuerpo neutralizante para la COVID-19?
El virus se neutraliza eficazmente mediante la unión al anticuerpo. Solo un subconjunto muy pequeño de anticuerpos generados en una infección son anticuerpos neutralizantes. Los científicos hicieron un gran esfuerzo para encontrar estos anticuerpos neutralizantes, ya que tienen un increíble potencial terapéutico como tratamientos para los infectados. Este es sin duda el caso de la COVID-19, en la que existe una carrera por identificar nuevos anticuerpos neutralizantes e intentar cambiar la finalidad de los anticuerpos neutralizantes identificados después del brote de SARS de 2003.
¿Qué ocurre con los anticuerpos protectores y su relación con una vacuna?
El anticuerpo protector es un término más amplio que normalmente describe la respuesta inmunitaria inducida por una infección o una vacuna. Cuando el tratamiento induce anticuerpos que evitan las infecciones, se produce lo que se denomina respuesta de anticuerpos protectores. Todos los anticuerpos neutralizantes son por definición protectores, pero no todos los anticuerpos protectores son neutralizantes. Se han identificado varios anticuerpos neutralizantes de pacientes con COVID-19, por lo que se sabe que existen. Actualmente, hay numerosos programas de desarrollo de fármacos con estos anticuerpos, ya que representan una manera muy rápida de desarrollar un tratamiento.
La prueba de anticuerpos nos da una idea de quién estaba infectado con el virus. Esto es importante para entender la propagación de las infecciones, cómo son las infecciones mortales, si las medidas preventivas están funcionando y cuáles podrían ser los riesgos reales de la enfermedad en diferentes poblaciones. Si vemos que 100 personas infectadas llegan a un hospital con una infección y 10 de ellas mueren, tendremos una tasa de mortalidad del 10 %. Aparentemente, esto es preocupante. Pero si utilizamos pruebas de anticuerpos y, como resultado, averiguamos que 100.000 personas de la comunidad han tenido el virus y solo 100 llegaron a estar lo suficientemente enfermas como para ir al hospital, y acabaron falleciendo esas mismas 10, tendremos una tasa de mortalidad global del 0,01 %. Estos datos son increíblemente importantes desde el punto de vista de la salud pública. Dados los tremendos esfuerzos por tratar de reanudar el trabajo a nivel mundial, puede resultar muy beneficioso saber si las personas se han infectado anteriormente o si han desarrollado inmunidad protectora y, por lo tanto, no pueden infectarse de nuevo. En el caso de la COVID-19, todavía no sabemos si existe inmunidad protectora y hasta qué punto.
Como virólogo, ¿qué significan estas epidemias tan frecuentes?
Creo que nos dicen que estamos alterando dramáticamente la biosfera. Dado que los seres humanos siguen expandiéndose a nuevas áreas geográficas y han aumentado el contacto con especies animales que solo se ven esporádicamente, la probabilidad de infecciones zoonóticas es mucho mayor. Si a esto añadimos nuestro impacto en el clima global, nos encontramos ante la posibilidad de que aumente el alcance geográfico de muchos insectos vectores de enfermedades que nos exponen a todos al riesgo de sufrir nuevas infecciones. A medida que alteramos el mundo que nos rodea, entramos en contacto con muchos agentes infecciosos nuevos y esto puede ser bastante catastrófico en algunos casos, como con el Ébola o el SARS-CoV-2.
Creo que el mayor impacto del virus no va a ser el número de infecciones y la mortalidad, sino lo que nos ha enseñado sobre nuestra sociedad, los políticos, los servicios de información y entretenimiento, la economía, los empleadores, la cultura y nosotros mismos. Sé que veo el mundo de una manera muy diferente a la que lo veía hace unos meses y diría que no soy el único. Tuvimos una suerte increíble, la mortalidad de este virus parece baja, pero incluso con esa suerte, muchas personas han muerto debido a políticas inadecuadas, una planificación deficiente, la escasa comunicación y la lentitud de las respuestas. Tenemos que hacerlo mejor en el futuro.
Así explica Timothy el enfoque de los programas de investigación de Roche Pharma Research and Early Development:
Tenemos programas activos para el virus de la hepatitis B y diversos virus respiratorios, incluido el coronavirus. Estamos definiendo la forma en que el SARS-CoV-2 interactúa con las células huésped y tratando de identificar nuevas dianas que podamos utilizar como dianas de fármacos en el futuro para abordar el problema más amplio de los coronavirus emergentes.
También trabajamos activamente con Roche Partnering buscando socios del sector y colaboradores para desarrollar fármacos y anticuerpos para tratar el SARS-CoV-2, sin dejar de considerar futuras infecciones de virus nuevos en un sentido más amplio. Nuestra visión es desarrollar medicamentos antivirales de amplio espectro que puedan tratar muchos virus diferentes para que en futuras pandemias tengamos un tratamiento en la mano.
El contenido de esta página web, responsabilidad de Roche Farma, S.A.U y Roche Diagnostics, S.L.U, está dirigido a usuarios residentes en España. No tiene como finalidad proporcionar asesoramiento médico, sobre diagnóstico o tratamiento. Para cualquier opinión médica, acuda a un profesional sanitario.