Historias de humanización, proyectos pioneros pensados para mejorar la vida dentro del hospital, sobre todo, en momentos tan duros como la pandemia.
Pacientes y familiares necesitaban sentirse escuchados y el equipo de este hospital se reinventó para estar a su lado y acompañarlos.
Durante la pandemia por el COVID-19 se crearon equipos de voluntariado formados por doctores/as, equipos de enfermería y estudiantes, entre otros, que se organizaban para apoyar a las residencias y acompañar a los mayores.
El silencio también cura, por eso, de manera global el hospital puso en marcha una serie de medidas de descanso y sonómetros para detectar zonas con ruido con el objetivo de minimizarlo y así mejorar el descanso de los pacientes.
Patios llenos de vida que nacieron para humanizar el entorno hospitalario. Lugares accesibles, diseñados para que los pacientes puedan disfrutar e incluso cuidar de ellos como parte de su terapia.
A través de esta iniciativa los pacientes ingresados reciben el día de su cumpleaños una tarjeta de felicitación incluida en el desayuno, un pequeño detalle lleno de cariño para que se sientan acompañados.
Frente a la unidad de cirugía se adaptó un baño para que los pacientes ostomizados tuvieran un espacio lleno de facilidades y comodidad. Además, crearon una web dirigida a resolver sus dudas.
Tras un trasplante toca aprender a vivir de nuevo. En esta aula se comparten temas que preocupan a pacientes y familiares. Y a través del programa “Educa” se muestran claves sobre alimentación, higiene… necesarios para esta nueva vida.
En la unidad de trasplantes de médula ósea se ha habilitado un espacio para que los familiares se sientan como en casa, un lugar cómodo y de “desahogo” que además sirve para conversar con otras personas que están en la misma situación.
Elisa dice que la planta de obstetricia es la planta de la alegría. Este es el servicio de la ilusión, aquí las lágrimas son una emoción compartida entre pacientes y los profesionales que las acompañan.
El tratamiento de los pacientes debe ser integral y eso conlleva contacto con su familia. Por eso, el programa de puertas abiertas daba la posibilidad de que el paciente pudiera estar acompañado de un familiar o un amigo en la UCI.
El equipo de enfermería y fisioterapeutas pusieron en marcha un sistema para que los pacientes pudieran comunicarse con su familia a través de videollamadas, que se realizaban en las habitaciones y la UCI para que nadie se sintiera solo.
La soledad ha sido el enemigo de muchos pacientes durante la pandemia, que tras el hospital debían continuar aislados en sus casas. El papel de los informadores ha sido comunicarse con pacientes y familiares para prestar ayuda y acompañamiento.
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Proyectos pensados para las personas que acercan a pacientes y profesionales.
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